Puedes leer el artículo de opinión en La Nueva Españ del 23 de diciembre de 2010
FRANCISCO J. BASTIDA CATEDRÁTICO DE UNIVERSIDAD
Hace justamente un año un grupo de ciudadanos entregamos al Ayuntamiento lo que denominamos «Plan 30 Oviedo. Ciudad abierta a la bicicleta», y que acaba de materializarse en la llamativa señalización de la «zona 30». Decíamos entonces que era un plan «para hacer ciudad», y es que no se trata de gastar 160.000 euros en cambiar unas cuantas aceras, sino en transformar la movilidad y los hábitos de desplazamiento por la ciudad. El primer inconveniente que se aduce para el uso de la bicicleta en Oviedo es el miedo al tráfico y el Ayuntamiento, con la financiación del Principado de Asturias, ha puesto los medios, con la señalización de la «zona 30», para que ese recelo se aminore considerablemente. La bicicleta va a ser un vehículo visible y protegido. Lo que hace un año parecía una quimera hoy comienza a ser una realidad.
Sin embargo, quedan por superar otros obstáculos. El segundo gran inconveniente que se alega son las cuestas de Oviedo. Puede que no pocos universitarios se resistan a subir en bicicleta a los campus del Cristo por ese motivo, pero muchos estarían encantados de poder bajar en su bici. La Universidad y el Ayuntamiento acaban de firmar un acuerdo para fomentar el uso de la bicicleta en los desplazamientos universitarios, y sería de sumo interés que centrasen sus esfuerzos en estudiar junto con TUA la posibilidad de subir al bus con la bicicleta. Para ello, podría arbitrarse un servicio especial para el horario de inicio de las clases de la mañana y de la tarde, e incluso una señalización luminosa en los buses semivacíos indicando tal posibilidad de transporte. Con la informatización e intercomunicación de los autobuses esto es factible.
La Universidad tiene también un compromiso científico con el fomento del uso de la bicicleta y es la investigación del cambio climático y, sobre todo, la realización y la divulgación de proyectos relacionados con las bicicletas de pedaleo asistido que, hoy por hoy, son las bicicletas eléctricas, especialmente útiles en una ciudad como Oviedo. El campus tecnológico de Gijón lleva tiempo trabajando en motores eléctricos para vehículos y las universidades pioneras en tecnología punta tienen como uno de sus objetivos la investigación de baterías y acumuladores de energía eléctrica que sean cada vez más pequeños, menos pesados y más poderosos y duraderos. Recientemente se ha fabricado la bicicleta asistida en su pedaleo por una pila de hidrógeno. Toda una revolución. La Fundación Barredo también está trabajando en ello. Sería interesante que estas actividades de investigación, divulgación y fomento de la bicicleta confluyeran en demostraciones que favoreciesen el uso de la bicicleta en la ciudad.
El ciclismo urbano ofrece una oportunidad de negocio, muy a tener en cuenta en tiempos de crisis. Asombra la falta de iniciativa comercial en esta materia. Ningún establecimiento de venta de bicicletas, pequeño o de grandes superficies, se ha hecho eco de la nueva señalización de la «zona 30» para utilizarla como reclamo para la venta de estos vehículos. Apenas se ha hecho promoción de la bicicleta eléctrica y nadie se ha puesto a diseñar o a vender ropa adecuada para el ciclismo urbano. Todo esto no ha hecho más que empezar, pero convendría que los emprendedores asturianos -y alguno debe de haber- aguzasen el ingenio para estudiar cómo favorecer el ciclismo urbano puede constituir una fuente de negocio. Además, en otros países se ha demostrado que el pequeño comercio del centro de las ciudades se ha dinamizado gracias al comprador/a que puede acceder a la zona en bicicleta y aparcar fácilmente, delante mismo del comercio.
El Ayuntamiento debería acuñar una imagen específica de «Oviedo 30», como ciudad abierta a la bicicleta, a semejanza de otras que se han hecho, como la de la candidatura a la capitalidad cultural, para que cuelguen en los comercios y se difunda esta nueva imagen de Oviedo, que sin duda le hará ganar enteros en el concierto de ciudades con mayor calidad de vida. También debería empezar a preparar una feria nacional de ciclismo urbano, inexistente en España, en la que se dieran cita todos los que investigan, fabrican y comercializan productos relacionados con el uso de la bicicleta en la ciudad. Un buen primer paso para aspirar a ser capital verde europea.
Pese al gran avance que supone la nueva señalización, lo más difícil es coordinar esfuerzos para hacer cada día más eficiente el cambio que se propugna. Es como una página web; si una vez creada no se actualiza permanentemente, se convierte en un estorbo para la red. Al Ayuntamiento y a instituciones como la Universidad les corresponde liderar este esfuerzo, pero es una tarea de todos, ciudadana, hacer que Vetusta se adapte al siglo XXI.
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Me parece estupendo la idea del plan 30 en oviedo, pero falta un pequeño detalle, el día que vea a nuestros supervalorados y modestos politicos de las mas diversas ideologias acudiendo a los sitios en bicicleta, ese día y repito sólo ese dia la gente tomará ejemplo y se animará a coger la bicicleta pero mientras sigamos viendo el desfile de «cochazos» delante de la junta, ayuntamiento, conserjerias, etc…creo que va a ser que no.saludos.
Comentario by alberto — 27 diciembre, 2010 @ 18:08